¿Alguna vez has notado que sólo ver a alguien bostezar te hace querer bostezar también? Esta reacción casi automática es común, atraviesa culturas y épocas, y ha intrigado durante mucho tiempo a científicos, psicólogos y personas curiosas. Pero después de todo ¿por qué bostezamos cuando vemos a otra persona bostezar? La respuesta implica una mezcla de biología, empatía y comportamiento social.
¿Qué es el bostezo?
Antes de entender por que ele é “contagioso”, é importante saber o que é o bocejo. Bocejar é um reflexo fisiológico caracterizado por uma abertura ampla da boca seguida de uma inspiração profunda e, geralmente, o fechamento dos olhos. A ciência ainda não definiu uma única função para o bocejo, mas há diversas hipóteses.
Entre las principales explicaciones están: regular la temperatura cerebral, oxigenar la sangre y combatir el aburrimiento o la somnolencia. Bostezamos cuando estamos cansados, aburridos, con sueño o incluso cuando nos despertamos. Pero nada de esto explica directamente por qué el bostezo es contagioso.
El bostezo contagioso: ¿un fenómeno social?
O fenômeno de bocejar ao ver outra pessoa bocejando é chamado de “bocejo contagioso”. E não precisa nem ser uma pessoa ao vivo — ver alguém bocejando em um vídeo, ouvir um bocejo ou até mesmo ler sobre o assunto (como você está fazendo agora) pode desencadear essa resposta.
Los estudios demuestran que el bostezo contagioso comienza a aparecer alrededor de los 4 o 5 años de edad, coincidiendo con el desarrollo de la empatía y la comprensión social en los niños. Esto sugiere que el fenómeno está relacionado con nuestra capacidad de conectarnos emocionalmente con los demás.
Empatía y reflejo
Uma das teorias mais aceitas sobre o bocejo contagioso está ligada à empatia — a capacidade de se colocar no lugar do outro. Quando vemos alguém bocejando, nosso cérebro pode estar “espelhando” a ação, como uma forma de sincronização social. Esse espelhamento é possível graças aos chamados neuronas espejo.
Las neuronas espejo son células cerebrales que se activan tanto cuando realizamos una acción como cuando vemos a otra persona realizar esa misma acción. Fueron descubiertos en la década de 1990 en monos, pero la evidencia sugiere que los humanos también tenemos este sistema, especialmente relacionado con los comportamientos sociales.
Assim, quando vemos alguém bocejar, esses neurônios podem nos “convidar” a fazer o mesmo, como uma forma de conexão inconsciente. É como se nosso cérebro dissesse: “Ei, estamos juntos nisso”.
El bostezo como conducta grupal
En animales sociales, como los primates, el bostezo contagioso puede desempeñar un papel en la coordinación de actividades grupales. Si un miembro del grupo tiene sueño o se prepara para descansar, bostezar puede ser una señal para los demás. Sincronizar estados de alerta o descanso puede ser ventajoso para la supervivencia (por ejemplo, para mantener a una parte del grupo alerta mientras otros descansan).
En los humanos, esta sincronización social puede haber evolucionado para ayudar a la cohesión del grupo. Ver a alguien bostezar y repetir el gesto puede ser una forma inconsciente de demostrar empatía y fortalecer los lazos sociales. De hecho, los estudios muestran que el bostezo contagioso es más común entre personas que tienen vínculos emocionales estrechos, como familiares y amigos.
Diferencias individuales
No todo el mundo bosteza cuando ve a otra persona bostezar. Las investigaciones muestran que las personas con menores capacidades empáticas o con ciertos trastornos neurológicos, como el autismo o la esquizofrenia, tienen menos probabilidades de bostezar de forma contagiosa. Esto refuerza el vínculo entre el bostezo y la empatía.
Además, también influyen factores como la edad, el estado emocional y el nivel de atención. Por ejemplo, si estás muy concentrado en una tarea, puedes ser menos susceptible al bostezo de otra persona. En momentos de relax o de aburrimiento aumenta la tendencia al bostezo contagioso.
¿Qué pasa con los animales?
El bostezo contagioso no es exclusivo de los humanos. Estudios han observado este comportamiento en chimpancés, bonobos, monos e incluso perros. Curiosamente, los perros pueden bostezar cuando ven a sus dueños bostezar, lo que puede indicar una forma rudimentaria de empatía interespecies.
Esto plantea preguntas interesantes sobre cómo el vínculo emocional puede trascender los límites biológicos. Después de todo, un perro que bosteza porque su dueño bostezó puede, de alguna manera, estar expresando conexión emocional y armonía.
Todavía hay misterios
A pesar de todos estos descubrimientos, el bostezo contagioso aún no se comprende del todo. Sigue siendo uno de los muchos comportamientos humanos aparentemente simples que esconden complejidades fascinantes. Lo que parece ser sólo un gesto involuntario puede revelar mucho sobre nuestras conexiones sociales, nuestras emociones y el funcionamiento del cerebro.
Conclusión
Bostezar es mucho más que una simple reacción al sueño. Cuando bostezamos después de ver a otra persona bostezar, quizás sin saberlo, nos conectamos con ella a un nivel profundo. El bostezo contagioso involucra empatía, neuronas espejo y nuestra naturaleza social como humanos.
Así que la próxima vez que te encuentres bostezando después de ver a alguien más hacer lo mismo, recuerda: tu cerebro simplemente está tratando de seguirle el ritmo a la otra persona, y quizás, de manera silenciosa e inconsciente, diciéndole que te importa.